Tema importantísimo para mejorar la salud, inclusive para dejar de tomar algunos medicamentos.
El cuerpo humano requiere una cantidad diaria de actividad física para mantener su energía en marcha. Esa energía dinamiza todos los procesos fisiológicos y bioquímicos que nos mantienen vivos y en un estado de buena salud y bienestar, estimula nuestra capacidad de digerir los alimentos, metabolizarlos y eliminar las impurezas físicas y emocionales. Mantiene nuestro organismo firme y ágil e incrementa nuestra aptitud natural de enfrentarnos al estrés. Esa energía natural mantiene el sistema linfático, que representa gran parte de nuestro sistema inmunitario, en funcionamiento y en una óptima rentabilidad. Al contrario que la sangre, la cual hace que el corazón se mantenga en marcha, la linfa depende de la actividad física para mantenerse en buena armonía.
En realidad, el sistema linfático se basa en gran parte en el mecanismo de la respiración, el cual con la ayuda del diafragma fuerza a que la linfa se mueva a través de los conductos y vasos linfáticos. Consecuentemente, además de forjar la capacidad pulmonar y purificar la sangre, los ejercicios respiratorios suaves mejoran nuestro sistema inmunitario y nos ayudan a liberarnos del estrés. Por el contrario, la respiración superficial, resultante de un tipo de vida sedentario, afecta el buen drenaje linfático.
Una vuelta a paso ligero, una carrera suave, por ejemplo, al igual que seguir técnicas de meditación o ejercicios que impliquen la mente y el cuerpo como hace el yoga, todo ello mejora la respiración. El yoga facilita la importantísima conexión mente-cuerpo que tan lamentablemente falta en la mayoría de los individuos del mundo moderno occidental.
El ejercicio físico, como caminar, correr o nadar, realizado con moderación, es un gran estimulante inmunitario. Mejora la integración neuromuscular en todos los grupos de edad.
Las tandas de ejercicios extenuantes, con pesas por ejemplo, desencadenan una respuesta de estrés, pues los ejercicios enérgicos provocan la secreción de una cantidad anormal de hormonas del estrés, como la adrenalina y el cortisol.
Una alternativa sana es el entrenamiento por intervalos. Se trata del llamado circuito de ejercicios funcionales para trabajar por intervalos o PACE, por sus siglas en inglés, en el que los ejercicios son intensos en un corto período de tiempo y van seguidos de otro cortísimo período de descanso y recuperación.
Se elije el ejercicio que más le agrade a cada uno, como correr, hacer un circuito de saltos o bicicleta. Se inicia una ráfaga intensa de ejercicios que no dure más de treinta segundos, después uno se detiene y descansa durante dos minutos. Se repite el ciclo cuatro veces, y…en sólo ocho minutos uno ha hecho el ejercicio de todo el día! Si se repite esto de tres a cuatro veces por semana, no sólo se pierde peso sino que se revitaliza, rejuvenece y llena de vigor, mejora la capacidad pulmonar y desarrolla unos músculos magros y fuertes, además de otros muchos beneficios para la salud. Así que ya no hay excusa para ejercitarse…
La publicación médica Lancet afirma que el ejercicio aeróbico puede provocar graves obstrucciones arteriales y enfermedades cardíacas en personas que nunca antes habían tenido problemas de corazón. Cualquier ejercicio regular y extenuante causa daño al corazón como el estrés.
Consejo para hacer ejercicio
Que el entrenamiento por intervalos, el llamado PACE, sea la mejor manera de hacer ejercicio no significa que uno no deba caminar, correr o nadar para aportar energía al cuerpo, si uno quiere.
Ejercitarse sólo a la mitad de la propia capacidad. Con cansarse sólo logra frustrarse. Se supone que el ejercicio físico debe hacer que uno se sienta reconfortado, revitalizado y enérgico. A medida que se avanza, la capacidad aumenta de manera natural. Uno debe parar cuando se empieza a respirar más por la boca que por la naríz, porque el cuerpo comienza a estresarse y a perder reservas.
La regla de oro es hacer ejercicio una vez al día hasta que uno suda. La mejor manera de aumentar el tono muscular y la fortaleza es realizar una actividad muscular hasta el punto de la respiración de jadeo y seguir con un corto período de actividad lenta o de recuperación. Lo ideal es alternar uno o dos minutos de actividad y descanso.
Hacer este tipo de ejercicio de 10 a 12 minutos al día, es mucho más beneficioso que pasar horas haciendo un ejercicio extenuante. Sus efectos son: aumento de tono muscular, de capacidad pulmonar y salud cardíaca.
En las fases de respiración de jadeo, el cuerpo usa las reservas de azúcares complejos de los músculos. Para quienes desean perder peso, este método hace que se pierda peso después del ejercicio, ya que el cuerpo intenta reponer las reservas perdidas de azúcar descomponiendo los depósitos de grasa mientras descansa.
Otra regla de oro es la de hacer ejercicio durante las horas de luz, de este modo se mantienen los ritmos naturales del cuerpo y cuando el organismo va de la mano con el flujo de energía los resultados son óptimos. Las mejores horas para el ejercicio son de las 6 a 10 de la mañana, y por la tarde, de 17 a 18 horas. Y nunca se debe hacer ejercicio antes o después de comer, ya que ello lleva a la indigestión, en cambio, dar un paseo de 15 minutos después de las comidas ayuda a la digestión.
Un último consejo: hay que beber siempre agua antes y después de hacer ejercicio para evitar que la sangre se vuelva espesa y las células empiecen a deshidratarse.
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Extracto del libro "Pierde peso, gana bienestar" de Andreas Moritz